martes, 13 de enero de 2015

Uyuni dice hasta pronto Dakar

De pronto el rugido de los motores rompió la helada mañana en el umbral del salar de Uyuni y hasta los cuatro grados centígrados bajo cero de temperatura parecieron calentarse cuando el español Marc Coma —líder de la clasificación general—, los bolivianos Wálter Nosiglia, Fabricio Fuentes y otros, a pesar del clima apretaron el acelerador para correr sobre el mayor desierto de sal del mundo, rozando casi el cielo y sobre 3.600 metros de altitud sobre el nivel del mar.

El Dakar inscribió ayer una página histórica más en su largo historial al ingresar con las motos y cuadriciclos en el gigante salar. El domingo fueron los autos, y ayer las motocicletas parecieron hacer temblar el piso de la inmensa alfombra blanca. "Ya queremos llegar al salar de Uyuni", había dicho premonitoriamente la española Laia Sanz, una de las 11 mujeres que comenzaron esta edición de la carrera, y ayer ella y otros partieron rumbo a Iquique, Chile, mientras dos helicópteros sobrevolaban el cielo de Uyuni ante unas 10.000 personas que fueron a despedir a los "sobrevivientes" del rally en el ingreso mismo del salar. El punto de concentración estuvo a una hora del centro de Uyuni.

Una caravana interminable de vehículos llegó la madrugada del lunes hasta Colchani para despedir a la prueba más dura del mundo de suelo uyunense. "Es la primera vez que vengo al salar y es realmente inmenso, parece otro planeta", alcanzó a decir Fabio Quiñones, un abogado de Tarija, quien junto con su familia esperaba la salida de los competidores.

A unos metros de ellos, los brasileños Cesar y Celia, llegados desde Sao Paulo, no podían creer aún haber llegado al salar y ver la carrera. "El salar de Uyuni es irreal, fantástico, lo amamos y ver el Dakar ha sido lo mejor de nuestra visita a Bolivia desde diciembre", dijo el hincha del Palmeiras que vio la partida de la carrera junto a Celia desde una camioneta.

Al igual que sucedió la tarde del domingo, cuando la gente esperó y aguantó la lluvia, ayer los aficionados aguardaron paciente y estoicamente la partida, incluso algunos con una taza de café o buscando alguna manera para calentarse.

La jornada nuevamente fue realzada por la presencia del presidente Evo Morales, mientras la gente volvió a emocionarse cuando Nosiglia y Fuentes partieron de la grilla. El Mandatario saludó a ambos, y abrazó y habló por unos instantes con Nosiglia. Evo expresó su deseo de que el Dakar vuelva en 2016 y bajó la bandera a todos los motociclistas y cuadras en el punto de partida, para después seguir desde su helicóptero los primeros tramos de la dura prueba.

Y fue realmente dura, porque un corredor fue hallado con hipotermia unos kilómetros más adelante y fue socorrido, según el ministro de Salud, Juan Carlos Calvimontes. Mientras que en la salida el argentino Kevin Echeveste era abrigado por una descompensación que sufrió por la bajísima temperatura que hacía en el salar. Algunos motociclistas llegaron con la ropa deportiva mojada, por la lluvia y por los charcos de agua que pasaron antes de llegar a Colchani.

Con la partida del último motociclista, el Dakar 2015 se fue de Uyuni, a donde para tres días de carrera llegaron algo más de 150.000 espectadores, y los servicios básicos no dieron abasto. Recién ayer la ciudad comenzaba a volver a su rutina diaria. En el salar, decenas de visitantes se tomaban fotos con una estatua de sal del Dakar para llevarse ese imborrable recuerdo de la carrera. La competencia terminará el sábado en Buenos Aires, pero en Uyuni esperan que en 2016 retorne a la Hija Predilecta de Bolivia.

Los datos

'Hermano'

Antes de la partida de Nosiglia, el presidente Evo Morales se acercó a hablarle. En la conversación ambos se trataron de "hermano".

Anécdota

Wálter Nosiglia le contó a Evo que el sábado, cuando paró en la orilla de un río, "una persona se acercó y me ofreció un cafecito. Eso solo ocurre aquí".

Integración

"Así es nuestra gente. El deporte es integración, tenemos que seguir", respondió Evo.

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