La Vinotinto le complicó a Bolivia de contragolpe y con un esquema defensivo ordenado.
En defensa la Verde se paró con un 4-3-3. En ataque el sistema del técnico, Néstor Clausen no fue fijo, tuvo bastante rotación. Cuando nuestro representativo se proyectaba a campo contrario, Ronald Raldes y Luis Gutiérrez siempre eran los hombres más retrasados. Si Leonel Morales desbordaba por la izquierda, Miguel Hurtado acompañaba a los dos marcadores centrales y al revés , cuando este último subía por su carril, el yungueño formaba el trío defensivo.
Alejandro Chuacero y Alejandro Meleán fueron los hombres de contención en el medio campo. Cuando uno de los dos se proyectaba hacia adelante, el otro se quedaba para no dejar mal parados a sus compañeros de última línea. Damián Lizio siempre trató de abrir la cancha recostado por el costado derecho y Juan Carlos Arce hizo lo mismo, pero por la izquierda.
Rodrigo Ramallo y Carlos Saucedo fueron los delanteros. El primero tuvo más movilidad y trató de crear espacios para que los volantes puedan habilitarlo o caso contrario, al goleador del Saprissa de Costa Rica.
Venezuela se paró en defensa con un 4-4-2 y apostó al contragolpe, que complicó al local por la velocidad de los futbolistas visitantes. Además, la selección que dirige Noel San Vicente aprovechó muy bien los tiros libres para inquietar el arco defendido por Quiñónez.
En el segundo tiempo el dibujo táctico no cambió, pero la presencia de Marcelo Martins le dio mayor poder ofensivo a Bolivia. Su sola presencia dio sensación de peligro en la zona defensiva visitante, que dio mayor atención a la marca del delantero del Cruzeiro, descuidando la de los demás jugadores que vistieron ayer la camiseta blanca.
Pero así como se mantuvo el esquema de juego, también siguieron las falencias en la defensa.
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